Sé que no pude verte, así que no tengo otra manera de decirte, preciosa, las cosas que no pude decirte de frente, siento mucho que mi cobardía se haya descrito siempre como silencio. 

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Tengo los nervios encerrados en el armario porque ya se han apoderado de mi bastantes veces.

La lengua me tiembla, mis labios dudan y la voz no sé si saldrá tal y como quiero, y menos aún las palabras.

Así que aprovecho para decirte todo lo que en sus días no te dije, lo que no me atrevo a contarte ni con los ojos cerrados, eso que se me anuda en el cuello y me frena el corazón.

Tengo el vicio de hacer todo de golpe, de que me dé igual lo que pase después.

Y ahora, la adrenalina me consume porque me he dado cuenta de que lo intentaría por ti cien o hasta mil veces si hiciera falta, te pediría unos segundos de tu vida, hasta incluso te afirmaría lo evidente, que te quiero sin pensar en lo que vendrá después.

El día que te fuiste llovió a mares en mi pecho.

Nos dijimos tanto que creímos habérnoslo dicho todo, y una vez más nos equivocamos.

Siempre quise que me comieras el corazón despacio. Y que tu música me llenase de nuevo de aire los pulmones.

Respirarte fuerte, robarte el aliento con un beso de precisión quirúrgica.

Agarrarte a mis vértebras, que pudieras usar mis costillas para escalar el romántico ambiente de aquellas noches en vela, aquellas en las que teníamos prohibido de todo menos cerrar los ojos si no era para soñar despiertas….

Han pasado muchas cosas desde entonces, desde aquel mes frío de enero.

Hemos cambiado las dos, y bastante...

Pero una persona no cambia por sí sola, cambia por las cosas que le pasan, y es ahí cuando me doy cuenta de lo que de verdad es importante, por lo que debo luchar, por lo que debo sonreír, y lo que debo dejar que cure el tiempo.

La vida cambia en un instante, lo sé. Ayer podíamos ser uno y hoy jugar en tableros opuestos.

Hacerle jacke mate al amor, alejarnos porque el tiempo así lo dijo.

Ojalá te acuerdes de mí. Ojala sepas que aún sigo llevando el mismo perfume de siempre, que río sin sentido y que cierro los ojos cuando pienso en ti.

Ojalá te acuerdes de mí aunque no siga siendo la misma persona, aunque te hayas olvidado de lo que me gusta o simplemente no quieras encontrarme, no queramos encontrarnos porque volveríamos a caer y de nuevo sería la misma historia de siempre, un tira y afloja que derivaría en el olvido y en un adiós.

La vida aprieta ¿y sabes qué? el otro día me vino a la mente tu imagen y mil preguntas sin respuesta que ni yo fui capaz de resolver. La primera de todas, si te acordarías de mí como lo hago yo, la segunda, si lo haces de verdad.

Pero como fuimos esclavas del amor, hoy solo somos dos bocetos mal hechos, una sombra a punto de desaparecer un iceberg a la deriva en mitad del deshielo.

Pero déjame que te diga que si por casualidad algún día nos volvemos a encontrar, si nos chocamos, si nuestros caminos se cruzan, me gustaría saber si te acuerdas de mí.

Que ojalá que lo hagas, porque las personas siempre marcan, siempre se anclan al pecho para bien o para mal y yo soy adicta a eso de recordar y sonreír.

Ojalá te acuerdes de mí y si no, quiero que sepas que yo sí, que te tengo guardada en mi cabeza.

Como dijo Bob Marley, yo no era perfecta, ni tampoco lo eres, nunca lo seremos, pero si alguna vez fui capaz de hacerte reir, pensar dos veces, si admití ser humana y cometer errores…. no debiste dejarme ir.